Agosto 25 de 2007
Peñalosa en su laberinto
Hasta hace unos días Enrique Peñalosa parecía imbatible en su aspiración a repetir Alcaldía en Bogotá, pero su campaña está hoy en problemas. ¿Qué pasó?
EL RECINTO ESTABA a reventar. Desde tempranas horas de la tarde del miércoles 22 de agosto, cientos de personas habían llegado al Teatro Arlequín en el tradicional barrio de La Soledad, para asistir al lanzamiento de Enrique Peñalosa Londoño a la Alcaldía de Bogotá. En la fila principal estaban, entre otros, el jefe del Partido Liberal, César Gaviria, y el del partido de La U, Carlos García Orjuela.
El ambiente prometía ser de fiesta, pero no lo fue. Después de la proyección de un video de 15 minutos con imágenes de su gestión al frente de los destinos de la ciudad entre 1997 y 2000, Peñalosa leyó un largo discurso pero no logró proyectar la seguridad que esperaba el auditorio. Sólo vivas aislados de un partidario confundido entre la multitud y una serie de aplausos disonantes lograron inyectarle algo de emoción al evento.
El nerviosismo evidente de un Peñalosa que parecía imbatible hace apenas unos meses, volvió a poner sobre el tapete la fragilidad electoral de un candidato que tiene todos los pergaminos para ocupar el que, sin duda, es el segundo cargo más importante de la Nación. Realizaciones como el TransMilenio, la red de bibliotecas y parques y la construcción de colegios, deberían servir para reelegir fácilmente a una persona a quien sus propios adversarios le reconocen que le cambió la cara a Bogotá. No obstante, este economista de 50 años se encuentra hoy en un laberinto.
Las cifras
La razón de la preocupación no es nueva. En distintas reuniones, Peñalosa y su equipo de colaboradores más cercanos han buscado una estrategia para contrarrestar el ascenso que registran las encuestas de Samuel Moreno Rojas, el candidato del Polo Democrático Alternativo. Considerado en un comienzo como un contrincante de peso liviano, el nieto del general Gustavo Rojas Pinilla ha demostrado ser un hueso duro de roer.
Este es el motivo por el cual en las últimas semanas Peñalosa ha dedicado tiempo para entrevistarse con congresistas, concejales, candidatos a las elecciones de octubre que lo respaldan y hasta con periodistas. Así ocurrió el lunes 20 en la tarde, en la sede de la campaña en Chapinero. Fue un encuentro privado con varios aspirantes al cabildo distrital entre ellos Lariza Pizano, Gilma Jiménez, Carlos Fernando Galán y Martha Ordóñez, quienes le expresaron sus inquietudes sobre la imagen que está haciendo carrera y que lo muestra como un tipo arrogante y sobrado. Una opinión que, incluso aliados suyos como el senador Germán Vargas Lleras, jefe de Cambio Radical, han expresado en público. Semanas atrás, éste aseguró que uno de los problemas de la campaña de Peñalosa era que se enfrentaba “a un candidato simpático como Samuel Moreno”.
Pero la principal razón para que las luces de alerta estén encendidas tiene que ver con las cifras. Según una encuesta de Datexco/Opinómetro hecha para El Tiempo entre 1.400 personas y publicada a mediados de agosto, el candidato del Polo está ocho puntos arriba en la intención de voto, y con tendencia a subir. En cifras concretas, Moreno obtendría el 39,9% de los votos, seguido por Peñalosa con 31,5%, Antonio Galán con 5,9%, y William Vinasco con 4,9%. A su vez, un sondeo de Yanhaas contratado por Noticias RCN y hecho entre 800 habitantes de Bogotá, registra a Peñalosa a la cabeza con 30,8%, seguido por Moreno con 23,8%. El renglón “ninguno de los anteriores” fue de 14,7%. Aunque una encuesta divulgada el viernes, que fue contratada con Gallup Colombia por medios como Caracol Radio, Caracol Televisión, El Heraldo y El Colombiano, también mostró a Enrique Peñalosa punteando con 37% de intención de voto, frente a 32% de Moreno Rojas y 6% de Antonio Galán, la tendencia de esa medición evidencia que el candidato del Polo está al alza, porque tenía 20% en junio, mientras que el ex alcalde perdió 13 puntos pues a mediados del año estaba en 50%. Así las cosas, es innegable que el camino no es fácil para Peñalosa.
Las razones
¿Qué ha ocurrido? No es posible dar una sola respuesta. Para los observadores, la primera sorpresa surgió de la consulta que hizo el Polo el 8 de julio para escoger a su candidato único. Ese día, Moreno Rojas barrió con las aspiraciones de María Emma Mejía, quien triunfaba en las mediciones previas, y se alzó con la candidatura del partido de gobierno en la ciudad.
El resultado fue bien recibido en la campaña de Peñalosa porque según todos los análisis políticos y de contenido de las propuestas de sus contrincantes, el ex senador parecía más vulnerable que la ex ministra. Pero la tranquilidad y la sensación de que las cosas no serían muy difíciles no duraron mucho y entonces el turno fue para el desconcierto: los resultados de las primeras encuestas posconsulta del Polo y las siguientes mostraban que Moreno era más fuerte de lo que pensaban en la campaña peñalosista.
Con el correr de los días han surgido hipótesis para explicar lo sucedido. La primera tiene que ver con la personalidad del ex alcalde, que habla duro, interrumpe a sus interlocutores y deja en claro que sabe más de la ciudad que cualquiera. “Ese estilo da la impresión de ser una figura arrogante y autoritaria”, dice una persona cercana a la campaña. Y el analista Pedro Medellín sostiene que el mensaje de suficiencia que envía “refuerza una imagen de soberbia que no le gusta para nada a la gente”.
Por otra parte, algunas propuestas le han granjeado la enemistad de algunos sectores. Por ejemplo, sus críticas al vehículo particular caen mal en la clase media, que el año pasado fue la gran compradora de los casi 100.000 automóviles vendidos en la ciudad. “El carro en Colombia es más que un medio de transporte -afirma un partidario del ex alcalde-. Es un símbolo de avance social y a la gente no le gusta sentirse atacada después de hacer el esfuerzo de adquirirlo”. Al mismo tiempo, temas como la expropiación de la cancha de polo del Country Club fueron una bofetada para miembros de los estratos altos que consideran a Peñalosa como una especie de traidor a su clase.
Un elemento no menos despreciable es la pésima suerte que ha tenido en las urnas desde cuando abandonó el Palacio Liévano, al que llegó como independiente. En busca de apoyo a su pretensión de llegar a la Presidencia de la República regresó al Partido Liberal, pero acabó saliéndose porque no logró llegar a un acuerdo con Horacio Serpa para la elección de candidato único para enfrentar a Álvaro Uribe, que aspiraba a la reelección en 2006. Luego, en su intento de llevar una lista propia al Senado, fracasó estruendosamente y no consiguió ni siquiera una curul. “De hecho, Peñalosa perdió dos veces las elecciones a la Alcaldía y sólo la ganó cuando se enfrentó a Moreno de Caro, quien lo aventajaba casi hasta el final en las encuestas -escribió el lunes el ex ministro Armando Benedetti en su columna de El Tiempo-. No logró el mínimo legal exigido para merecer escrutinios y obtuvo además una votación nacional pírrica y una en Bogotá que, de lejos, no le habría alcanzado para competir por la Alcaldía, ni antes ni ahora”.
En un escenario más general, también hay que incluir los cambios políticos en Colombia y en la región. La izquierda democrática ha ganado espacio en buena parte de las ciudades de América Latina, desde Sao Paulo hasta Ciudad de México y Bogotá no es la excepción. Incluso las previsiones apocalípticas que surgieron durante la campaña que llevó a Lucho Garzón a la Alcaldía en 2003, no resultaron ciertas.
El juego de Moreno
A todas estas, Moreno ha sabido convertir sus desventajas en puntos a favor: escucha más de lo que habla y cuando habla dice relativamente poco, lo que hace sentir importante a su interlocutor. Sonriente, amable y atento, Sammy, como le dicen sus más cercanos, es un experto en la llamada política al detal, que consiste en conseguir votos, elector por elector.
Por otra parte, a pesar de ser nieto de dictador, hijo de María Eugenia Rojas, La Capitana, y de haber sido concejal y congresista durante 12 años, ha logrado proyectarse como una figura nueva y fresca en la vida pública. Y en el campo de las propuestas como la del metro, controvertible técnica y financieramente, la explica sin entrar en muchos detalles y critica la idea de construir una ruta de TransMilenio por la carrera 7ª, aprobada por Garzón, como si fuera de Peñalosa.
Incluso en el tema social, se vale de sus credenciales de la Anapo, a pesar de que pertenece a la misma élite de Peñalosa, que estudió en el prestigioso Colegio Anglo Colombiano y que le gustan las corbatas Hermés.
No cabe duda de que aunque hoy las posibilidades de Moreno de ganar la Alcaldía no son despreciables, la realidad es que no tiene el triunfo asegurado. Al fin y al cabo muchos coinciden con la opinión del senador Héctor Elí Rojas, presidente del Directorio Liberal de Bogotá, quien asegura: “Los ciudadanos tienen claro que Peñalosa está mucho mejor preparado que su contrincante para gobernar una ciudad tan moderna y tan compleja como Bogotá, además de ser una figura de reconocimiento nacional por los éxitos de su Alcaldía, que están ahí para el escrutinio de todos”.
¿Hay salida?
El panorama no está despejado para Peñalosa. Aunque quiere trasmitir la sensación de que no está preocupado, algunos que han estado cerca de él en los últimos días señalan que anda con el ceño fruncido. Quizás eso explica por qué en el lanzamiento de su campaña lanzó una frase que llegó a los titulares: “No seré un buen político pero en todos los rincones de Bogotá saben que soy un buen alcalde”.
Y porque creen que fue buen Alcalde, los dirigentes de peso que lo respaldan estiman que Peñalosa todavía está a tiempo de dar un timonazo para asegurar la Alcaldía. “Ahora nos toca trabajar mucho más de lo que pensábamos -le dijo a CAMBIO el senador Vargas Lleras-. Y toca hacer que la ciudad se entere de la propuesta de Peñalosa”.
En este sentido el dirigente de Cambio Radical tiene razón, pues el ex alcalde no puede pretender que lo elijan por los éxitos de su administración pasada, que lo convirtieron en un conferencista de respeto en el mundo sobre temas de urbanismo, pero que no necesariamente le garantizan el triunfo. El pronóstico inicial sobre las sobradas posibilidades de Peñalosa resultó errado. “Había demasiada confianza y eso en política mata -asegura el senador Samuel Arrieta de Convergencia Ciudadana-. Pero aún hay suficiente tiempo para enderezar las cargas, pues la campaña del ex alcalde apenas comienza, mientras que Moreno Rojas ha tenido una alta exposición en medios por su disputa partidista con María Emma Mejía “.
En las diferentes reuniones que ha hecho para enderezar su campaña, a Peñalosa le han advertido que, sin renunciar a recordar lo que hizo, ahora tiene que centrarse en lo que va a hacer. “Está muy receptivo y por eso ya desechó la idea de no aceptar debates -le dijo a CAMBIO uno de sus asesores-. Entendió que eso enviaba un mensaje negativo a la opinión”. Por eso, invitado por el Noticiero CM&, acudirá esta semana a un debate sobre la movilidad, el talón de Aquiles de la administración de Garzón.
En cuanto a la maquinaria, factor para nada despreciable a pesar de que en Bogotá es muy fuerte el voto de opinión, Peñalosa cuenta con el respaldo del Partido Liberal, Cambio Radical y La U -con la excepción de los congresistas disidentes Gina Parody y Armando Benedetti, que consideran que el programa del ex alcalde es trasnochado-. Y si bien Moreno representa la continuidad de un alcalde popular a cuya campaña se suman cada vez más funcionarios de la administración Garzón, el ex alcalde tiene en la coalición que lo respalda un impulso determinante, a pesar de que quiere mostrarse como independiente.
La apuesta es muy alta porque la contienda va más allá de quién gana la Alcaldía de Bogotá, pues de hecho es el partidor para las elecciones presidenciales de 2010. “Está en juego no sólo el manejo de la ciudad sino del país”, reconoce el senador Vargas Lleras, y su colega Héctor Helí Rojas agrega: “Si el Polo gana otra vez la Alcaldía, sería la gran agencia política de Lucho Garzón para las elecciones presidenciales”.
Con este panorama, Peñalosa definió cambios en su estrategia para derrotar a Moreno: el primero es ser más agresivo con el fin de hacer evidente las falencias del candidato del Polo -el miércoles pasado preguntó si alguien recordaba algo de lo que hizo Moreno Rojas durante sus 12 años en el Congreso-.
Segundo, intensificar la publicidad de su propuesta por medio de los candidatos al Concejo y de las Juntas Administradoras Locales que lo apoyan. Y el tercero, fortalecerá su aparición en los medios de comunicación, bajándole el tono a temas como el del carro particular.
“Estoy seguro de que los bogotanos se darán cuenta de que lo que necesitan no es un tipo simpático sino un líder con carácter y con visión -dice Carlos Fernando Galán, candidato de Cambio Radical al Concejo-. Peñalosa está mucho mejor preparado para regir, por segunda vez, los destinos de Bogotá”.
Pero el reto no es fácil y está condicionado a la capacidad de maniobra del ex alcalde para acercarse a la gente y demostrar que no ofrece más de lo mismo. El resultado dependerá de qué tanto pueda aplicar todos los consejos que ha recibido para contrarrestar a Moreno Rojas, quien hoy respira tranquilo pero no confiado desde la otra orilla política, como hasta hace menos de un mes lo hacía Enrique Peñalosa.
PROMESAS
“Sería muy fácil hacer promesas públicas que no se cumplen, pero un alcalde tiene que ser responsable”.
“Es posible que yo no sea un buen político, pero los ciudadanos de todos los rincones de Bogotá saben que soy un buen alcalde”.
“Estoy seguro de que podemos hacer una Bogotá mejor, con niños más felices, menos pobreza, más segura, más integrada al mundo”.
“En mi segunda administración la seguridad, que es la solicitud más encarecida de los ciudadanos, será nuestra mayor prioridad”.
“Vamos a fortalecer la autoestima de las adolescentes y a promover que posterguen hasta después de los 25 años la llegada de su primer hijo”.
“TransMilenio hoy tiene deficiencias que deben y pueden ser mejoradas: vamos a trabajar para que vaya menos lleno, sea más seguro… tenga horarios más extensos”.
“Hay que respetar los derechos tanto de quienes se movilizan en automotores como de quienes lo hacen a pie o en bicicleta”.
“Esto no es teoría, nosotros no hablamos por hablar: si decimos vamos a hacer es porque ya hicimos”.
“Samuel Moreno estuvo 12 años en el Congreso, ¿alguien recuerda qué hizo? “.